miércoles, 22 de junio de 2011

La importancia de la educación inicial



Cuando el niño nace, tiene todo un potencial  de posibilidades por desarrollar. Lleva en él muchas capacidades,  pero éstas no se desarrollarán si no se las estimula adecuadamente desde su entorno más  cercano: padres, hermanos, familia; y, por  otro lado, su desarrollo depende de un medio  físico suficientemente enriquecido por estímulos de todo tipo (visuales, táctiles, auditivos, motrices, etc.), los cuales  harán trabajar los sentidos, alertando sus  funciones y sus procesos.  La neuro-psicología nos dice que el sistema nervioso no puede llegar a su evolución completa si no hay unos estímulos exteriores que provoquen unas reacciones que permitan a dichas funciones y procesos  ponerse en marcha, perfeccionarse y desarrollarse plenamente. Estudios recientes nos permiten afirmar  que el desarrollo íntegro de los menores  depende de su estado biológico y neurológico al momento de nacer, así como de la influencia del medio –que será un factor trascendental en su desarrollo posterior, pues tomará como base lo heredado para que el desarrollo de una persona sea más o menos amplio–.
El medio social y la estimulación que éste ejerce sobre los pequeños, posibilita que dichos procesos se estructuren y alcancen un cierto nivel de desarrollo en todos los niños. Sin embargo, si el medio social y el medio familiar actúan individualmente y sin una dirección científicamente concebida de la estimulación, puede que no sean adecuados o suficientes para el desarrollo óptimo de los seres humanos, ya que las actividades –por sí solas– no constituyen un programa de estimulación. Los centros infantiles que cuentan con un programa para desarrollar la educación inicial posibilitan que los niños exploren y alcancen las potencialidades de su desarrollo en todas sus esferas. Concluimos, pues, que la estimulación durante los primeros años resulta ser la de mayor importancia y significación para toda la vida de la persona, ya que se realiza sobre estructuras bio-fisiológicas y psicológicas que, en dicho momento, se están constituyendo, y no sobre estructuras ya formadas, como sucede en otras edades.
Ventajas de que su hijo asista a un centro de educación inicial
• Los primeros años de la vida del niño, desde su nacimiento hasta los seis/siete años de edad, sientan los cimientos para un crecimiento saludable y armonioso. Este es un periodo de rápido crecimiento, marcado por cambios que se ven influenciados por el entorno; es por esto que a dicha etapa se la conoce como la “etapa de oro” para formar hábitos, para transmitir y enseñar las virtudes humanas, y para aprender cosas nuevas.
• La educación orientada a la primera infancia complementa la labor que los padres de familia realizan desde el hogar, proporcionándoles la asistencia necesaria, por cuanto la gran mayoría de padres y madres trabajan fuera del hogar; por otro lado, la Educación Inicial le brinda al niño una educación adecuada, capaz de promover su desarrollo integral. Conviene reconocer que un Centro de Educación Inicial se convierte en un punto de formación no sólo para el niño, sino para la familia en su totalidad, ya que el proceso de crecimiento de los hijos involucra un aprendizaje de todos los miembros de la familia; por ejemplo, aprendemos a ser padres y madres de hijos únicos, especiales e irrepetibles (no nacemos sabiendo cómo serlo).
• La Educación Inicial es una experiencia valiosa porque, además, prepara a los individuos para su transición hacia la Educación Básica. En las escuelas resulta posible observar cómo los niños que no han asistido a un centro infantil, o quienes no han recibido una estimulación adecuada, se encuentran en desventaja respecto de los demás en ciertas áreas: motricidad fina, aspecto social, relaciones lógico-matemáticas, etc.
• Por otro lado, el centro de Educación Inicial constituye una gran oportunidad para el desarrollo de un área muy  importante del niño, brindándole el espacio donde podrá aprender a compartir con otros niños de su misma edad, a jugar con ellos, a resolver conflictos, a demostrar su afecto, a ser tolerante, a trabajar, a esperar y a respetar.
• No hay una segunda oportunidad para la infancia. Como se ha señalado, ésta es una etapa de oro para desarrollar y estimular a los niños; por lo tanto, resulta fundamental centrar esfuerzos orientados al bien de cada niño en lo referente a su salud, su alimentación y nutrición, su crecimiento físico, la formación de su personalidad, su proceso de aprendizaje, el desarrollo de sus habilidades y competencias, su autoestima y su felicidad.
• El personal que labora en un Centro Infantil conoce las etapas del desarrollo evolutivo de los menores y, por lo tanto, puede seguir –paso a paso– su proceso de desarrollo y maduración. Este proceso permitirá detectar posibles desequilibrios, diagnosticar desajustes o identificar las carencias que se vayan presentando. Esta posibilidad de actuación preventiva será determinante y fundamental para el desarrollo de los niños.
• Debido a la estructura, a los objetivos y a los planes de trabajo planteados por el Centro Infantil, los niños que asisten a este tipo de entorno tienen mayor posibilidad de manipular y explorar objetos, de estar en contacto con materiales didácticos adecuados para su edad, así como gozar de espacios libres. 
Por lo expuesto anteriormente, es importante resaltar que la Educación Inicial brinda a nuestros menores una oportunidad para que puedan desarrollarse de manera saludable y divertida a través del juego; los educadores serán los responsables de promover en el niño oportunidades de crecimiento, diversión y aprendizaje.




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